lunes, 27 de junio de 2011

Acciones de libre albedrío (Karman)


Acciones de libre albedrío (Karman) 

                                   (En Pāli: Kamma) 


Acción intencional o volicional. Semilla. Ley de Causa y Efecto. Condicionamiento. Elección moral. Obras de motu propio. Artículo principal: Karma Toda acción intencionada o elegida (karman) crea toda variedad de resultados y nuevas condiciones, llamadas maduración (vipaka) o fruto (phala), que son de alguna u otra forma similares a la calidad moral de la acción. 

La acción puede ser mental, no solo verbal o física, y un simple recuerdo podría ser un fruto kármico. Un acto reflejo no tiene valor kármico. Sin embargo un impulso constituye karman, porque se da en la ignorancia de su auténtica naturaleza de elección. 

Desde una perspectiva budista, cada elección (cetanā) condiciona o refuerza algún hábito, conducta o estado que va creando, de manera acumulativa, nuestra propia personalidad, disposición y las formaciones mentales (samskāra) que afectarán las tendencias de nuestra vida. 

El kamma no es ni destino, ni predeterminación, ni castigo, ni retribución. En la visión budista, Kamma es una más de las cinco leyes naturales o procesos lógicos del Universo (niyamas) que son impersonales y en los que no hay intervención divina, como puede ser también el caso de la gravedad. 

Esto conlleva que los proceso kármicos son inmutables: ni siquiera un buda puede escapar de ser afectado una vez que ya produjo la semilla kármica en su pasado. Eso hace del kamma una forma de condicionamiento, pero nunca una forma de determinismo, porque la manera en la que afecte el fruto kármico dependerá de la reacción ante él. 

Buda habló de cuatro tipos de kamma: Oscuro, Luminoso, Mixto y un cuarto que no es Ninguno. A esta cuarta situación se llegaría siguiendo el Óctuple Noble Sendero.

El Buda sugirió que, en la práctica, el funcionamiento del karman en el mundo es extremadamente complejo. Su resultado exacto y preciso es imposible de predecir y no se manifiesta de manera siempre rápida, ya que su maduración depende de otras circunstancias. 



El karman tampoco es una explicación a la mala fortuna, debido al gigantesco número de variables y fuerzas involucradas en todo lo que sucede. Por todo esto el karman no debe ser usado como pretexto para ser severo y sentencioso con las personas. 

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